La entrevista de hoy va para Margarita R. Dager-Uscocovich, nació en Guayaquil – Ecuador en 1967. Su pasión por la escritura la ha acompañado desde siempre. Le encanta viajar, leer y plasmar todo en sus libros. Su libro No es tiempo de morir es su primera obra publicada. ¿Te animas a conocerla un poquito más?
Sinopsis
Un niño describe su experiencia y la de su familia sobre la guerra a su enfermera Samira, quien más adelante sufre en carne propia la pérdida de los suyos y el cautiverio a manos del Wali del Estado Islámico. En este viacrucis ella conoce el amor, la crueldad y el significado de la verdadera amistad.

Entrevista
He leído en tu página web que has viajado por muchos países de Europa y América, y has plasmado todo lo aprendido en tus publicaciones, ¿Qué cosas has aprendido en los viajes? ¿Qué es lo que más te gusta de viajar?
De viajar me gusta todo, incluso el viajar incómodo en un avión completamente lleno, o comer los desayunos escuálidos que ahora te ofrecen. Es conocer nuevas culturas, interactuar con las nuevas generaciones, sentir la emoción de caminar por senderos que tienen un pasado imborrable a través de los tiempos. En general amo viajar porque soy un alma errante pero también porque es un ejercicio de aprendizaje.
Sé que escribes tanto poemas, como relatos cortos y microrrelatos. Junto con tu libro No es tiempo de morir. De todo lo que escribes, ¿qué es lo que más te gusta? ¿Cuál es tu género favorito tanto como escritora y como lectora?
Considero que soy una persona que le gusta experimentar diversos géneros de literatura, me gusta aprender y desarrollar mis propios retos. La poesía tiene un lugar especial en mi corazón, aprendí a expresar mis sentimientos y percepciones a través de ella. La poesía es encontrarse con tu parte espiritual, es más honesta y trasciende mucho más que cualquier historia escrita. Escribo poesía en prosa, mi poesía es doliente, decidida, a veces soberbia.
¿Hay algún tema que te niegues rotundamente a tratar? Como si fuera un tabú para ti.
No, ninguno. De todos los temas se aprende y tratarlos es parte del ejercicio del ser humano para evolucionar y poder contribuir con la sociedad que te rodea. Si no conozco un tema , lo estudio hasta que quede satisfecha con mis análisis personales. Con los años he aprendido a poner atención y a escuchar a mi alrededor antes de emitir juicios o inmiscuirme en temas álgidos.
No es tiempo de morir trata sobre la guerra, pérdidas, amor y amistad, ¿por qué elegiste este tema para tu libro? ¿Qué crees que puedes aportar a tus lectores con la historia?
Es una historia que la he adoptado como personal. No solo trata sobre los temas que mencionas, es una historia que va más allá de los ojos humanos. Considero que mi novela también trata sobre la fuerza de la fe y de la esperanza y te deja entrever que lo “fanático” somete a los pueblos a castigos y torturas que destruyen.
La inspiración se apoderó de mí, ella me escogió para que por medio de mi novela corta, las mujeres, los niños, los jóvenes y las sociedades del mundo no solo se preocupen de sus espacios inmediatos, sino que se preocupen y den voz a los países que son menos afortunados el día en que estalló la guerra y un conocido sirio observaba cómo su barrio era destruido por los morteros a través de las noticias de su computador.

Dios te pone en el camino de los que necesitan ser escuchados. El éxito de mi novela se lo debo a mis lectores que han hecho que en tan corto tiempo obtenga dos reconocimientos. El éxito no es económico, el éxito es el lenguaje que utilizas, este siempre debe ser sincero.
¿Te cuesta mucho inspirarte para empezar a escribir? Si te quedas en blanco ¿qué haces para solucionarlo?
No es que me cuesta, por el contrario, creo que mi inspiración es una niña traviesa, quiere estar presente como el “arroz en toda fiesta” (es un mal chiste latino) sin embargo, debo conectarme con ella seriamente para poder escribir de lo que me interesa. Me interesan los temas que se quedan en el limbo, que en los gobiernos son superficiales, de los conflictos que han existido siempre y que ahora parecen estar actuales.
Me gusta escribir de la belleza y la desesperanza, del horror y los sueños por alcanzar, de las injusticias sin ser polémica . Aunque pienso que de vez en cuando ser polémico es bueno. Es bueno siempre y cuando los debates que se pongan en la mesa sean para conseguir resultados positivos. Hay que tener en cuenta la dinámica que se emplea. Si sufro de cansancio inspiracional, no de bloqueo, pero lo tomo como un descanso del cual todos debemos disfrutar para traer cosas nuevas e interesantes.
Y como última pregunta, te propongo un reto. ¿Me puedes escribir un relato, un poema, una frase o lo que tú quieras, pero que contenga: el nº de tu talla de pie, la palabra “esperanza” y la palabra “botella”?
Creo que sí puedo, es más, me gustan los retos. Veamos con que puedo sorprenderte. (5 horas después) … nace un relato 🙂
Benito el Zapatero y los Tacones Rojos
Seis y medio, le indico al zapatero con un ligero aullido – !Benito… seis y medio es la talla de mis tacones! Con impaciencia recalco: ¡Son rojos, rojos como el crayón de labios!
Le muestro el crayón con la esperanza que los encuentre de inmediato, pero él murmura, entra y sale de su pequeño taller, se rasca la cabeza como si esa acción estúpida le accionara la memoria y le permitiera encontrar el par de zapatos que dejé arreglando la semana pasada. Me mira de reojo, se coloca los lentes de esferas redondas y pregunta : -¿Señorita, está seguro que son rojos?, ¿está seguro que usted trajo los tacones aquí?
Respiro hondo, trato de no perder la paciencia. Sin embargo, este hombrecito patucho y regordete, de piel cetrina y rostro sudoroso, insiste con las mismas preguntas.
-Benito, ¿me crees pendeja?- golpeo el mesón de madera del mostrador que nos separa. La botella de coca cola que el zapatero dejó cerca de la esquina del mismo, cayó aumentando la tensión entre los dos.
El calor arrecia, el líquido dulzón de la bebida moja mis sandalias nuevas, la botella rueda, rueda y rueda, el sonido del vidrio que se vacía provoca una resonancia aguda que me encrispa toda. Benito, sigue con la misma perorata entre dientes. No se lo que dice, quizá me ha insultado hasta la madre en su lengua tribal.
Miro el reloj, son las doce menos cuarto; voy tarde a la cita de trabajo-pienso-. Trato de comportarme y no perder por completo la paciencia. Han pasado quince minutos, la búsqueda de mis tacones me esta volviendo loca, más aún, me altera hasta la médula la parsimonia de Benito. Vuelvo a escuchar su voz gangosa formulando las mismas preguntas y le digo – ¡por la puta madre que te parió!, son rojos, rojos… mierda ¡rojos como este mendigo crayón de labios!
No puedo más de la ira y le lanzo la botella vacía que yacía a mis pies. Benito cae como un saco de patatas, se golpea la nuca y hay un hilo de sangre. Veo como la mancha en el piso se oxigena poco a poco, hasta convertirse en un charco bermellón espeso. Se forman coágulos por el calor, la escena me provoca mareo y caigo al suelo.
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Me ha encantado la entevista! ❤
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¡Que buena entrevista! Y el relato… magnífico. Me encantaría leer su libro.
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